Recientemente
Apple lanzó el iOS 7, la versión más moderna de su sistema operativo móvil hasta la fecha. La versión 2013 de esta popular plataforma ha abandonado el skeumorfismo (Nota del traductor: diseños basados en la imitación de formas y texturas de elementos
físicos conocidos, como botones, volúmenes, sombras, etc.) y ha optado por una estética de interfaz de usuario más simple y llana.
Junto con
este lanzamiento, Apple hizo oficial su nuevo modelo de licenciamiento por volumen,
por lo que su plataforma es aún más atrayente para las empresas,
especialmente para los clientes de grandes volúmenes de aplicaciones.
Las empresas que admiten usuarios BYOD (Bring Your Own Device) (trae tu propio dispositivo), han estado enfrentadas desde hace un largo período de tiempo al problema de mantener la inversión en la adquisición de
grandes volúmenes de aplicaciones. Técnicamente, los sistemas de
distribución de aplicaciones móviles tales como Appstore y Google Play, operan en un
modelo de compra de un solo usuario. Esto significa que, dado que estas
plataformas almacenan una cuenta de usuario, las aplicaciones y otros
contenidos descargados quedan asociados a una cuenta de usuario, independiente de quien haya realmente pagado por la aplicación. Así es que cuando inclusive la empresa haya adquirido una aplicación, ésta en realidad queda en propiedad del usuario.
Pero los
problemas comienzan cuando el empleado deja la organización. Al irse se lleva consigo las aplicaciones y si la
empresa quiere que otro empleado utilice estas aplicaciones, las tiene que volver adquirir.
Con iOS 7 y
el nuevo MDM (Gerenciamiento de Dispositivos Móviles), Apple ha encontrado la forma de considerar estas aplicaciones como un software licenciado para la empresa, y no solamente como una
compra de aplicaciones individual. El nuevo programa de Apple llamado VPP
(Programa de Compra por Volumen) adopta el modelo convencional de
licenciamiento de software y la aplica al dispositivo iOS y sus aplicaciones. El
VPP de Apple escribe los datos de las aplicaciones compradas por una empresa u
organización y no el ID de usuario individual de Apple. De hecho, Apple
logró encontrar una manera de mantener la identidad del usuario oculta a los administradores
de la organización de Apple. Con la ayuda de las API de gestión de datos
maestros, los usuarios registran sus dispositivos en el programa de licenciamiento
de la empresa y éstas luego asignan aplicaciones específicas a usuarios
específicos. En el momento en que las aplicaciones se entregan a los
usuarios, se convierten en parte del historial de compra del usuario. Esto
permite al usuario instalar la aplicación en sus diferentes dispositivos, ya
que utilizan el mismo ID de Apple. Si el usuario deja la empresa, la
compañía puede utilizar su solución MDM para revocar esta licencia. Una
vez revocada, Apple le envía una notificación al usuario y le permite decidir comprar la aplicación a su nombre para seguirla utilizando. Y la
empresa puede asignar la aplicación a otro usuario sin tener que comprar una
nueva licencia.
Si bien
esto puede parecer intrascendente para una escala de pocas licencias, para las
grandes corporaciones que compran miles de aplicaciones y enfrentan la frecuente
rotación de empleados, el hecho de poder reasignar las licencias de sus aplicaciones es muy importante y significa un gran ahorro de costos.
Vinculado
a la API MDM de Apple, las organizaciones que utilizan soluciones MDM de terceros, también se benefician de una mayor eficiencia en la distribución y
un control más estricto del uso de las aplicaciones. Dependiendo del proveedor de MDM,
esto también incluye de una manera significativa, la posibilidad de supervisar la instalación de las aplicaciones,
controlar su uso , asignar costos y pedidos de compra a los
departamentos específicos y establecer las cuotas por dispositivos.
Idan Hershkovich - Gerente de
Marketing Online de Magic